El pago con la palma de la mano en máquinas expendedoras, cada vez más cerca

HOSTELVENDING.COM 06/09/2019.- Casi cada día asistimos a innovaciones en soluciones de pago en el mundo de las máquinas expendedoras. Efectivo, tarjeta, smartphone, QR, reconocimiento facial y ahora, la palma de la mano. Según apunta el diario estadounidense The New York Post, Amazon está diseñando un sistema que permitirá a los clientes de su cadena de supermercados Whole Food pagar con solo escanear la mano.

La noticia no ha sido confirmada por Amazon pero, de ser cierta, sería un nuevo adelanto en la rapidez y fiabilidad de los pagos de los clientes.

Lo que ha trascendido por el momento es que los empleados de las oficinas de la compañía de Nueva York están probando esta tecnología en las máquinas de vending de las que disponen en la sede –en las que adquieren bebidas y snacks, pero también dispositivos electrónicos– con el fin de que esta tecnología acabe en los supermercados Whole Foods, una cadena especializada en alimentos naturales y orgánicos que fue adquirida por Amazon en 2017 por 13.700 millones de dólares. 

El sistema de pago, conocido como Orville (al menos en su versión de prueba) está compuesto por escáneres que identifican los parámetros únicos de la palma de la mano del cliente y que autorizan la operación financiera. 

Otra de las innovaciones que ha lanzado Amazon en ese sentido es ‘Go’ que permite a los clientes usar una aplicación para entrar en la tienda y después comprar sin tener que pasar por ninguna caja, ya que todo queda registrado por medio de sensores. 

Precisión máxima o fracaso
La experiencia del usuario con los detectores de huellas dactilares, que ya son habituales para acceder a puestos de trabajo o gimnasios, es que a veces fallan. Con lo que Amazon deberá asegurar una tecnología fiable y segura que garantice al 100% transacciones fáciles y sin sobresaltos. Este horizonte nos sitúa ante un consumidor que no tiene que llevar nada encima para pagar sus compras en máquinas de vending o en establecimientos comerciales. Ni efectivo ni tarjeta ni móvil ni código alguno, solo su mano.

Estos pagos no solo son más rápidos y seguros, sino que está demostrado que esta agilidad incita al consumo porque el comprador lo tiene tremendamente fácil para pagar. Pensemos en un entorno de trabajo, en el que el empleado no tiene que llevar dinero ni tarjeta a su puesto de trabajo ni estar pendiente de que su móvil se quede sin batería o de que se lo ha dejado en el coche o en la mesa de la reunión.

Es más, el usuario contempla este tipo de medidas innovadoras y casi futuristas como mucho menos invasivas que el reconocimiento facial. Este último sistema, que parecería muy cómodo sobre el papel, está recibiendo duras críticas en China porque se convierte en un instrumento de vigilancia de la población. Aunque ya hay máquinas de vending que permiten pagar ‘con la cara’, el consumidor occidental estaría mucho más dispuesto a hacerlo con la mano porque garantiza una cierta “privacidad” y, desde luego, no estaría vinculado a la existencia de torres de videovigilancia como sucede en China.

Como comentábamos antes, el gran desafío es la precisión. Es decir, que estos sistemas de pagos sean absolutamente precisos e infalibles, de modo que no dejen ‘colgado’ a ningún consumidor. 

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