“Los impuestos sobre bebidas no funcionan, son regresivos y afectan a las clases más modestas”

HOSTELVENDING.com 19/07/2016.- Hablamos con la responsable de comunicación de la Asociación de Fabricantes de Refrescos sobre los datos del sector del último año y las perspectivas de una industria que no cesa de reinventarse.

-En los datos aportados por Canadean se constata un ligero crecimiento del sector que alcanzó los 4.400 millones de litros, traducido en volumen de negocio, ¿de qué cantidades estamos hablando?
El sector de las bebidas refrescantes destaca por su fuerte arraigo en España, con productos que se fabrican y consumen aquí. Los refrescos, dentro de la industria agroalimentaria, ocupan un lugar destacado y son consumidos universalmente. Fundamentalmente porque la oferta de productos, ingredientes y sabores es muy grande, por lo que todos, dependiendo del momento, nuestras necesidades o gustos podemos optar por un refresco en un momento dado. Tenemos un nivel de facturación cercano a los 4.400 millones de euros en primera venta. Y si se añade lo que se despacha en restauración y el efecto indirecto e inducido hablaríamos de cerca de 12.000 millones, el 1,4% del PIB.

-Se identifica a la recuperación del consumo fuera del hogar como uno de los factores determinantes, ¿qué otras cuestiones que dependan de la industria están detrás de esta evolución positiva?
El consumo en hostelería es básico para nuestro sector. Ahí va destinado un tercio de la producción. Somos un país con mucha cultura del ocio y las relaciones sociales, fuera de casa, especialmente los más de 300.000 bares que se reparten por la geografía española. Y los refrescos están muy presentes en esos momentos. De hecho, el sector de las bebidas refrescantes se ha mantenido relativamente estable durante toda la crisis en términos de producción pero no así en valor. La situación económica se ha cebado especialmente con los bares y restaurantes que han sufrido años de intensas caídas. Esto también ha repercutido en el consumo de refrescos. Se produjo un trasvase del consumo, con un ligero aumento en las ventas en la distribución, ya que muchas de las salidas de ocio se sustituyeron por reuniones en casa. Por eso, la recuperación de la hostería está repercutiendo, muy positivamente en el consumo de refrescos y especialmente en la recuperación económica del sector.

-En los datos que se han hecho públicos se hace mucho hincapié en el esfuerzo que está haciendo la industria por aportar más variedad a la oferta y, sobre todo, en que está controle más el aporte calórico y de azúcar. Sin embargo, aunque las bebidas light o bajas en calorías han experimentado un crecimiento, ¿es complicado alcanzar valores rentables para la industria, es decir, el consumidor no sigue prefiriendo los refrescos "menos sanos"?
El principio que rige la alimentación es que “no existen alimentos buenos ni malos sino dietas equilibradas o desequilibradas”. Los consumidores, cada vez más, piden alimentos y bebidas con menor aporte calórico. La industria de bebidas refrescantes ha sido de las que mejor ha entendido este mensaje y llevamos años respondiendo a esta demanda. En la actualidad, una cuarta parte de los refrescos son sin azúcar y sin calorías (la legislación europea considera “sin calorías” a todos aquellos productos que están por debajo de 4 calorías por 100 ml). Además, desde 2009 se ha reducido en casi un 20% las calorías por litro puesto en el mercado.

En decir, tenemos productos para que cada consumidor pueda elegir el que más le conviene en cada momento. Y además, informamos claramente en el etiquetado de sus ingredientes y de su aporte calórico. Un refresco con azúcar es igualmente saludable dentro de una alimentación equilibrada, variada y moderada. Es más, los azúcares son nutrientes fundamentales para el buen funcionamiento del organismo y hay muchos momentos en los un refresco con azúcar ayuda a recuperar energía.

-Las medidas que se están adoptando o que se pretenden adoptar en otros países para frenar el consumo de refrescos a los que se identifica directamente como productos "culpables" de determinados problemas de salud de la población generan cierta preocupación entre las empresas. Si en España se optara como en Reino Unido por grabar con un impuesto estos productos, ¿cómo afectaría a la industria y al consumidor.
La alimentación, es una de las industrias que más aporta a economía mundial y, por ello, también un “pastel” apetecible para cuadrar las cuentas públicas. El cuidar de la salud de los ciudadanos se ha convertido en una excusa para propuestas que rompen el principio básico de la nutrición de que “no existen alimentos buenos ni malos, sino dietas equilibradas” en las que debe incluir todo tipo de alimentos y bebidas, junto con la práctica de ejercicio físico.

Los impuestos sobre alimentos y bebidas no funcionan, son regresivos y afectan a las clases más modestas. Pero aún más injusto e ineficaz sería pretender establecer un impuesto específico que grave bebidas con azúcar frente a otros productos que también llevan este ingrediente. Eso es lo que ha anunciado el gobierno británico, junto con otras medidas incluidas en su propuesta de presupuestos generales: un impuesto a bebidas refrescantes con azúcar que se implantaría en 2018.

Este tipo de medidas coercitivas tienen escaso impacto en los hábitos de los consumidores y, sin embargo, tienen consecuencias muy negativas para las empresas, el empleo y la economía.

-Si se han hecho tantos esfuerzos por reducir los contenidos en azúcares de los refrescos, ¿por qué siguen teniendo tan mala prensa? ¿Quizás no es suficiente?¿Se podría hacer más?
Los refrescos son de los productos más populares del mundo, lo que también los convierte en blanco de muchas campañas que de esta forma son más notorias. El sector de los refrescos no sólo ha reducido azúcar sino que además ofrece la alternativa de productos sin azúcar y sin calorías. Además, el consumo de refrescos sólo supone el 3% del total de las calorías que consumen los españoles. Por tanto es injustificado e injusto atacar a este sector.

La industria española tiene más de 180 años de historia, con productos que se fabrican y se consumen aquí. Conviven empresas pequeñas con algunas de las marcas más conocidas mundialmente. Y la potencia de las grandes firmas hace que el sector sea muy identificable y atractivo a la hora de acaparar titulares.

-Entre las nuevas propuestas por las que han optado las empresas están los nuevos refrescos a base de agua y zumo natural. Casi todas las grandes empresas están desarrollando bebidas de este tipo, ¿son una alternativa a los refrescos con gas o es una oferta complementaria?
La amplia variedad de refrescos que existe en el mercado es fruto de la apuesta del sector por la innovación, con una media de 150 lanzamientos al año. La diversidad de ingredientes es lo que da lugar a una amplia oferta de productos y sabores. Por esto hay refrescos con gas o sin gas (un 20% del total), con azúcar o light, con o sin cafeína, de sabores como cola, naranja, limón, tónica, bitter, deportivas, etc. Es decir, es una oferta que responde a las necesidades y gustos de cada tipo de consumidor, que puede optar por uno otro en función del momento.

-¿Hacia dónde cree que va a seguir evolucionando la industria de los refrescos?

Al margen de debates que no conducen a nada y con la vista siempre puesta en adaptarse a los tiempos y satisfacer las demandas de los consumidores, el sector de las bebidas refrescantes seguirá buscando fórmulas innovadoras para continuar ofreciendo diversidad de bebidas apetecibles, con y sin azúcar, para que los consumidores las disfruten.

Además, el sector sigue innovando para responder a la demanda de los consumidores de productos con menos calorías e informado claramente en el etiquetado de los ingredientes y del aporte calórico, entre otras cosas.

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