Ocasiones de inversión I+D+i: ¿Usamos los mecanismos de que disponemos para financiar investigación y desarrollo?

La realización de actividades de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) constituye un motor clave para favorecer el desarrollo de las empresas y estimular el crecimiento de un país. En una situación económica como la que vivimos, la inversión en este tipo de actividades es aún más necesaria para asegurar el futuro de las empresas, proporcionando productos y servicios con alto valor añadido, capaces de competir en los mercados nacionales e internacionales.

Además, es también importante que se establezca una relación estrecha entre universidades y empresas que favorezca la transferencia tecnológica y permita a las organizaciones disponer de los últimos avances y conocimientos para aplicarlos en su negocio.

Sin embargo, y debido también a la situación económica actual, en lugar de incrementar el gasto en proyectos de I+D+i, las empresas tienden a relegar estas actividades a un segundo plano, ya que sus resultados se ven más a largo plazo, e invierten en otro tipo de actividades orientadas al ahorro de costes y la mejora de la eficiencia a corto, adquiriendo tecnología en lugar de desarrollarla.

Para el Gobierno esta paradoja también se da. Por una parte, es consciente de que la recuperación y la prosperidad industrial y económica de un país están en su capacidad para innovar pero, por otro, ha de recortar el gasto público. Una de las partidas que han sufrido grandes recortes ha sido la de la financiación pública a la I+D+i, tal y como ha sido reflejado en los Presupuestos Generales del Estado y de los que se han hecho eco los distintos medios de comunicación. Estos recortes son ciertos y penosos, si bien, desde el conocimiento profundo de los distintos mecanismos existentes, se puede afirmar que siguen existiendo alternativas para que las empresas innovadoras se financien u obtengan ahorros fiscales significativos.

Así, en la actualidad disponen de diferentes mecanismos e incentivos en los que apoyarse, los cuáles les permiten obtener diferentes tipos de beneficios, tanto directos como indirectos. Estos incentivos reducen de forma sustancial el coste de la ejecución de este tipo de actividades y, por tanto, deberían ser empleados como una herramienta más en el proceso de optimización de costes. Son fundamentalmente deducciones fiscales por I+D+I, Patent Box y ayudas regionales, nacionales e internacionales.

Claves para el aprovechamiento

La clave para su máximo aprovechamiento está en realizar una gestión integral de la I+D+i en la empresa, analizando en profundidad las mejores alternativas para cada uno de los proyectos y combinando los incentivos existentes de cara a optimizar los beneficios.

Una vez hecho este ejercicio de máximos, las cifras de ahorros pueden ser muy significativas, haciendo a la empresa consciente del beneficio a corto plazo, puesto que la inversión en actividades de I+D+i le proporcionará beneficios incluso antes de que su producto o servicio sea lanzado al mercado; lo cual repercute en una espiral positiva de inversiones y retornos. De esta forma la empresa tendrá un motivo inmediato para seguir innovando, con claros argumentos para sostener la necesidad de invertir en I+D+i.

Es cierto que el uso de estos incentivos de financiación de la I+D requiere de un conocimiento completo y exhaustivo de los mismos con el fin de poder valorar los beneficios que cada uno de ellos presenta, así como una implementación efectiva para obtener una rentabilidad máxima. Por tanto, un uso óptimo de estos incentivos favorecerá también que se incrementen el número de actividades de I+D+i desarrolladas por las empresas, por los consiguientes beneficios que la ejecución de las mismas presentan.

Desde la consultora Lowendalmasaï, consultoría experta en reducción de costes empresariales, venimos detectando la falta de conocimiento del mix de incentivos aplicable, en su mayor parte, por lo que hemos realizado un estudio sobre 120 empresas españolas innovadoras (empresas que llevan a cabo algún tipo de actividad de I+D+i), muestra cómo únicamente el 20% de las empresas encuestadas tiene una buena gestión de la innovación, esto es, emplean los tres incentivos de financiación de la innovación antes mencionados (deducciones fiscales por I+D+I, Patent Box y ayudas regionales, nacionales e internacionales); mientras que el 80% restante tienen grandes posibilidades de mejorarla o, directamente, no financian con ningún incentivo sus actividades de I+D+i.

Por ello, es a este punto al que los responsables financieros deben prestar especial atención, recurriendo a expertos en la materia, con el objetivo de incrementar el uso de los incentivos, maximizando el aprovechamiento de los mismos y, consecuentemente, aumentando el retorno de inversión por la realización de actividades de I+D+i.

Repercusión en Vending

En el ámbito del vending, en el que participan empresas de múltiples sectores como la alimentación, manufacturing, distribución e incluso tecnologías avanzadas; los resultados del estudio siguen la tónica general. En el caso del sector de la alimentación apenas el 12,5% de las empresas que realizan una buena gestión de la innovación, mientras que el resto presentan oportunidades de mejora en mayor o menor medida, llegando incluso al 25% el número de empresas que no aplican ningún mecanismo de financiación de la I+D+i.

En relación al sector de manufacturing el grado de aprovechamiento de los incentivos de financiación de la I+D+i sigue ofreciendo oportunidades de mejora, si bien prácticamente la mitad de las empresas encuestadas realizan una buena gestión de la I+D y tan sólo el 12,5% de ellas no aplica ninguno de los mecanismos existentes. Finalmente, el caso del sector de tecnologías avanzadas es ligeramente peor, puesto que, el porcentaje de empresas que realizan una buena gestión de la I+D+i asciende al 27%, mientras que para las restantes las oportunidades de mejora son muy significativas, ya que apenas emplean ninguno de los mecanismos disponibles.

Por tanto, las empresas que desempeñan su actividad dentro de sectores relativos al ámbito del vending están en disposición de obtener unos mayores beneficios, tanto económicos, obtenidos por la aplicación de incentivos a la realización de actividades de I+D+i, como de oportunidades de mercado, consiguiendo mejores productos como consecuencia de la realización de actividades de I+D+i.

Como consecuencia de las importantes oportunidades de mejora detectadas, es vital que las empresas cambien su mentalidad, estableciendo nuevas estrategias operativas y financieras que valoren los beneficios obtenidos por la realización de actividades de I+D+i, identificando los mecanismos más apropiados para financiarlas y utilizando dichos mecanismos de forma correcta, de modo que se obtenga el mayor beneficio posible de su uso.

Para ello, el asesoramiento de un experto en este tema es clave, dado que este proceso no consiste únicamente en la identificación y selección de los incentivos a emplear, sino que su éxito depende en mayor medida de cómo estos se aplican, tanto a nivel individual, gestión de cada incentivo para conseguir un mayor beneficio fiscal, como conjunto, maximizar el beneficio a obtener por la utilización simultánea de múltiples mecanismos compatibles.

El correcto desarrollo de este trabajo permitirá a los responsables financieros identificar potenciales beneficios a nivel fiscal y económico, a la vez que aportará una razón más a los directores estratégicos a la hora de llevar a cabo nuevas actividades de I+D que contribuyan a mejorar la posición competitiva de la empresa introduciendo mejoras en sus productos y servicios, e incrementando la eficiencia y rentabilidad de sus procesos.

Quizá esta visión de escaso o reducido aprovechamiento de los incentivos para la financiación de la innovación que se ha reflejado en este artículo no sea compartida por algunos, que expondrán como único motivo para no apostar por la realización de actividades de I+D+i los recortes que algunos de ellos han sufrido, siendo el más destacable la eliminación de las bonificaciones de la seguridad social por personal investigador o la reducción notable de subvenciones y préstamos a tipo cero. Es cierto que estos mecanismos presentaban algunas características diferentes de las que ofrecen los que permanecen, dado que asistimos a un proceso de simplificación del abanico de incentivos y de beneficiarios.

En todo caso, aún quedan muchos incentivos en los que las empresas se pueden y deben apoyar y que, actualmente, no usan en la medida que podrían.
Un ejemplo significativo de las oportunidades de mejora en la financiación y el ahorro de costes de las actividades de I+D+i, es el escaso uso que se hace del incentivo conocido como “Patent Box”. Este consiste en la reducción de la base imponible de la mitad de los ingresos derivados de cesión de determinados activos intangibles (know how), como patentes, modelos de utilidad, dibujos o modelos, planos, fórmulas o procedimientos secretos y derechos sobre informaciones relativas a experiencias industriales, comerciales o científicas. Teniendo en cuenta que este mecanismo puede ser empleado intra-grupo, los beneficios que presenta son realmente interesantes.

Sin embargo, son los responsables fiscales los que, en muchos casos, frenan la aplicación de este incentivo ante la creencia de que complica de forma sustancial su operativa fiscal. Esta creencia, en base a la experiencia que tenemos en su implementación, no aparece en la realidad de forma significativa. Aunque la implementación del incentivo es compleja, se puede llevar a cabo de forma exitosa contando con equipos de proyecto multidisciplinares con profesionales expertos en áreas tan diversas como fiscalidad, identificación sistemática de know how, valoración de la cesión de intangibles, estructuración contractual de la operación de cesión, o fijación de precios de transferencia.

Tampoco todo han sido recortes en cuanto a la deducción fiscal se refiere, uno de los incentivos más conocidos y utilizados por las empresas según el estudio LIFAX. Aunque es cierto que se ha reducido la aplicación en la cuota íntegra anual, también lo es que se ha aumentado el plazo de aplicación de las mismas y que se ha incrementado el porcentaje de gasto deducible en las actividades de Innovación Tecnológica (i), de un 8% a un 12%.

Por ello, puede decirse que, las deducciones fiscales se consolidan como la medida más segura para la financiación de las actividades de I+D+i y de las inversiones en medio ambiente, si bien con un menor límite cuantitativo y un mayor límite temporal.

En cuanto a la financiación directa, aunque algunos de los principales programas de ayudas han sufrido variaciones en las condiciones crediticias de concesión, permanecen programas competitivos tipo Innterconecta u otros programas europeos que siguen siendo muy favorables en sus condiciones, por lo que pueden ser una buena alternativa para la financiación de proyectos de I+D+i.

Las empresas disponen de una oportunidad sin igual para obtener un doble beneficio. Por un lado incrementar los recursos disponibles para la realización de actividades de I+D+i y por otro mejorar su posición competitiva en el mercado proporcionando productos y servicios innovadores. Por tanto, y considerando las oportunidades que cada uno de los incentivos ofrece y su complementariedad, ¿por qué no emplearlos e incrementar así nuestra I+D+i?

Descarga el último número
de nuestra revista