Máquinas restauradas y rehabilitadas, ¿de quién es la responsabilidad subsidiaria?

HOSELVENDING.com 28/06/13.- El sentido común nos lleva a pensar que la responsabilidad de las máquinas expendedoras que han sido restauradas o rehabilitadas y que registran algún tipo de incidencia que pueda afectar a la seguridad de los usuarios debe recaer sobre el promotor de esos cambios, no sobre el fabricante originario.

Pero no siempre impera el sentido común y por eso la Asociación Europea de Fabricantes de Máquinas Vending ha creído oportuno aclarar este aspecto tras su reunión celebrada en Hamburgo el pasado mes de marzo y recordar que la responsabilidad de las empresas no se mantiene a lo largo de toda la vida útil de la máquina.

En primer lugar, EVA ha hecho hincapié en que no todas las máquinas expendedoras instaladas en el mercado son conformes con las diferentes directivas y reglamentos, como la Directiva de máquinas, la Directiva de baja tensión, Reglamento de materiales en contacto con alimentos, etc., impulsadas por la Unión Europea.

Dichas Directivas y Reglamentos garantizan que los productos responden a los requisitos de salud y seguridad de la UE y por lo tanto, garantizan un alto nivel de protección de los consumidores, trabajadores y de los ciudadanos de la UE.

Por otra parte, antes de colocar el producto en el mercado, los fabricantes necesitan llevar a cabo evaluaciones de conformidad y una serie de controles y medidas técnicas, es decir, la evaluación de los riesgos que hay que hacer y un completo expediente técnico configurado para emitir la declaración de conformidad y la colocación de la identificación CE en un producto.

En ese expediente o ficha técnica se recogen los planos detallados de la máquina, la documentación de evaluación de riesgos realizada por el fabricante y sus resultados, las normas y especificaciones técnicas y el manual de usuario y la Declaración de conformidad CE.

Todos estos requisitos se exigen no sólo a las máquinas nuevas, sino como recuerda la asociación europea a todas las que estén operativas y hayan sido transformadas o reconstruidas tan sustancialmente que puedan ser consideradas como nueva.

Y es que en los tiempos que corren, algunos operadores pensando que con un "reacondicionamiento" se ahorran una buena parte del coste que requiere una nueva, optan por actualizar antiguos modelos con componentes de segunda mano.

Esto es lícito, pero a la vez comporta una serie de consecuencias. La primera de ellas es que el fabricante original deja de ser responsable de lo que ocurra con esa máquina a pesar de que su logotipo siga figurando en la misma y, la segunda, que necesita volver a conseguir todos los permisos y homologaciones pertinentes para volver a la calle.

El centro de reparación de una máquina expendedora modificada en sus componentes básicos se convierte de facto en el "fabricante" de la nueva máquina diseñada y, por tanto, es responsable de la conformidad de la máquina cuando se vuelve a colocar en el mercado. También el operador es responsable de su instalación ya que debe conocer el estado del producto que explota.

Distintos son las modificaciones estéticas y las reparaciones que se realizan con los componentes originales del fabricante. Esto nada tiene que ver con el rediseño estructural de la máquina y aún así esas pequeñas modificaciones tienen que seguir unas pautas normativas, sobre todo, cuando se trata de máquinas que expenden alimentos. Incluso la pintura que se utiliza para personalizarlas necesita ser la permitida por la reglamentación para su uso y contacto con comida.

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