Gasolineras ‘low cost’, mal compañero de viaje para el vending

HOSTELVENDING.com 18/02/2016.- El mercado de los carburantes ha evolucionado de manera muy dispar durante estos años de crisis y eso se ha dejado notar en la configuración de las estaciones de servicio.
Los denominados modelos ‘low cost’ han ganado puntos de venta y cuota de mercado desplazando a los operadores tradicionales e introduciendo un modelo de negocio no exento de polémica. Reducir al mínimo el servicio y poder asociar los consumos a tarjetas de fidelización y compras en grandes superficies permiten a estos nuevos operadores ofrecer un precio de venta algo más bajo que sus competidoras, presentando una dura batalla por el cliente final que, en estos tiempos de dificultades económica, ha mirado muy bien en qué gasolinera llenaba el tanque.
La proliferación de estas gasolineras que, según la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos de España, en un informe publicado con datos de 2014, representaban una cuota próxima al 20% en el sector de consumidores no profesionales, lo que equivale a situar a este formato de distribución como el segundo operador del mercado español en cuota de mercado, unida a la creciente presencia de operadores no integrados, estaciones de servicio independientes, hipermercados y cooperativas que actualmente alcanzan entre todos ellos aproximadamente el 40% del total de puntos de venta en España, podría haber supuesto una buena noticia para el vending, pero no ha sido así.
Con una asociación que viene de lejos entre la venta y distribución automáticas y las estaciones de servicio y los nuevos modelos de negocio de café surgidos al amparo de la mejora de las instalaciones en las gasolineras y la ampliación de la cartera de servicio, el vending encontraba buenas perspectivas de crecimiento al ofrecer ventas las 24 horas del día sin apenas esfuerzo.
Sin embargo, en ese afán por reducir al máximo los costes y también los servicios que se prestan en estos modelos ‘low cost’, los nuevos operadores directamente han suprimido las expendedoras. En contra de lo que pudiera esperarse por carecer de personal para atender un tienda o los mismos surtidores, eliminar esta opción les aporta ese ahorro que luego pueden imprimir en los precios y que tanto se está criticando desde el colectivo de trabajadores de las estaciones de servicio y otros sectores.
Solo se vende gasolina y, sin apenas personal, no poseen ni tienda ni lavabos, únicamente una máquina automática para pagar, ya que también se suprimen los servicios de agua y aire para los neumáticos.
Las grandes marcas en nuestro país, esto es, Repsol y Cepsa, no se plantean esta opción en el corto plazo, pero lo cierto es que tienen en marcha diferentes proyectos piloto en puntos estratégicos que emulan este funcionamiento en el que se prescinde de casi todo, incluido el vending.
Muy bien debe aprenden a moverse en este nuevo panorama el sector para no quedar excluido y, mucho más, para sacar partido a unas localizaciones desatendidas en las que la instalación de una máquina no supone un gran gasto de consumo ni de mantenimiento.
Otra cosa es cómo evolucione la legislación, ya que en algunas comunidades autónomas se están empezando a prohibir estas gasolineras desatendidas por el perjuicio que suponen para los trabajadores del sector y también el peligro que representan a requerir la manipulación de un producto inflamable por parte de personas no cualificadas para ello.
Por el momento, las limitaciones reglamentarias exigen que al menos se disponga de una persona trabajando en las instalaciones y nada se dice sobre los servicios que deben ofrecer que siguen quedando a cuenta de la empresa promotora.
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