La realidad del agua embotellada: hasta 3.500 veces más contaminante

HOSTELVENDING.COM 09/09/21.- Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona confirma que el impacto medioambiental del agua embotellada es hasta 3.500 veces más severo que el agua del grifo o de las fuentes de agua automatizadas.
La sostenibilidad copa todas las agendas sociales, políticas y económicas. La industria está viviendo transformaciones en todos los ámbitos; vinculadas, en gran medida, a un cambio en los hábitos tanto del consumidor como de las empresas, que demuestran progresivamente su compromiso real con la sostenibilidad. Cuando hablamos de transformación, quizás sería más adecuado utilizar el concepto de “evolución”, porque al final, está pasando lo que lógicamente ha de suceder.
En efecto, la concienciación por la cantidad en uso y consumo de los plásticos desechables en nuestra rutina se ha disparado; un hecho que se traslada de igual forma a las oficinas y entornos laborales. Por ejemplo, cada vez más se demanda a las empresas ofrecer agua del grifo o de red a sus trabajadores, o al menos, a utilizar coolers, en pro de una disminución de los envases y residuos que se originan con el agua embotellada.
Dicho compromiso está motivando el nacimiento de nuevas investigaciones y estudios que, en efecto, confirman las peores premisas respecto al agua embotellada; buscando alternativas que, en realidad, llevamos tiempo teniendo a mano en el canal de la distribución automática con las fuentes de agua automatizadas.
Y es que, según el estudio capitaneado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, el agua embotellada ofrece menos beneficios a nivel medioambiental que el agua de grifo.
En ese caso, ¿por qué hay consumidores que continúan prefiriendo el agua embotellada? Principalmente, se decantan más por esa opción debido a las características organolépticas del agua del grifo, que como sabemos, varía dependiendo del territorio. Cada región dentro de España tiene sus propias necesidades, y lo comprobamos con la tipología de filtros de agua: no son necesarios los mismos filtros en la cuenca del mediterráneo (marcada por un exceso de cal), que en las zonas de interior, donde las aguas blandas y de baja mineralización son dominantes. De todas formas, independientemente de la dureza, todas las aguas de la red han de ser 100% seguras para la salud de los ciudadanos en nuestro país.
Con ello presente, y teniendo en cuenta la preferencia por las botellas, el mercado de agua embotellada a nivel mundial está creciendo exponencialmente: alrededor de 700 millones de hogares la consumen de forma regular.
Claro que habría que especificar, qué tipo de producto está creciendo y cuál está quedando en desuso (por las propias normativas y demandas del consumidor). De hecho, son las propias empresas embotelladoras de agua las que quieren aportar su grano de arena por alcanzar esa ansiada sostenibilidad, reforzando así el fomento de fuentes de agua y opciones de re-llenado de botellas (bien sean de materiales reciclables) o de vasos reutilizables del propio usuario.
Ejemplo de ello lo encontramos con Pascual y su marca de agua Bezoya, cuya última innovación se basa en ofrecer dos nuevos modelos de negocio de agua mineral natural; uno de ellos, dirigido exclusivamente al canal del vending: la máquina dispensing de agua mineral natural, con la que el grupo permite utilizar un 70% menos de plástico por cada litro.
Y es que, según datos del propio ISGlobal, para fabricar una botella de plástico se utiliza el triple de agua de la que llega a contener la propia botella.
El estudio: impactos medioambientales y sociales
Volviendo al estudio, para determinar las variables, los investigadores hicieron el análisis en Barcelona tomando como método la Evaluación del Ciclo de Vida; teniendo en cuenta el efecto en los ecosistemas y la disponibilidad de recursos para las tres posibles formas de consumos de agua: agua filtrada, agua de grifo y agua embotellada.
Los resultados exponen que, si todos los ciudadanos de la Ciudad Condal optaran por el agua embotellada, la producción se traduciría en un impacto medioambiental de 1,43 especies animales extintas así como un costo de 71 millones de euros anuales.
En comparación con los otros tipos de consumo, este supone un impacto altamente mayor (hablamos de 1.400 veces más de impacto), así como un precio 3.500 más caro a la hora de extraer los recursos.