Las tasas a las bebidas azucaradas hacen peligrar la rentabilidad del vending

El consumo de bebidas azucaradas se reduce vía impuestos en Cataluña

HOSTELVENDING.com 03/07/2018.- El vending en México ha pasado de ser una gran oportunidad de negocio en un mercado con gran recorrido a una apuesta peligrosa para la rentabilidad de las empresas.

Si en 2013 hablábamos de una penetración de apenas 0,000624 máquinas por mexicano, al contabilizarse menos de 100.000 máquinas y casi 117 millones de habitantes en el país, números que permitían mirar con optimismo la industria, lo cierto es que en la actualidad y debido a los cambios normativos impuestos, los márgenes de beneficio se han reducido tanto que de nuevo solo las grandes empresas que dominan el sector parecen capaces de soportar la coyuntura.

Hace apenas tres años las máquinas expendedoras representaban el 2% de las ventas al detalle sin espacio físico en el país. En 2014 alcanzaron los 5.600 millones de pesos en ventas y un crecimiento de 7% en relación al año anterior. Las bebidas y los snacks dominaban claramente los productos más vendidos, aunque poco a poco se iba introduciendo el vending sectorial.

Sin embargo, en 2017 se comenzó a aplicar un impuesto específico a las bebidas azucaradas, un coste extra que las empresas han intentando minorar para que no repercutiese directamente en el consumidor. Por un lado, se evitaba así lo que perseguía el Gobierno (una disminución drástica del consumo como medida para paliar los problemas de obesidad de la población) y, por otro, el operador asumía el incremento de los gastos, reduciendo así el margen de beneficio.

“El impacto de este impuesto ha sido muy grande, de hecho, las productoras de bebidas azucaradas, en un esfuerzo por mantener sus ventas, sacaron productos nuevos con menor cantidad de azúcar o complementos de azúcar…”, nos relata Silvia Torres, presidenta de Arrova, Asociación Regia Reguladora de Operadores de Vending Activos.

Las posibilidades del mercado se han ampliado, pero no las perspectivas del negocio. “El consumo no ha bajado mucho gracias a que los operadores vending están dejando de ganar al no subir los precios porque sería peor, la gente no tiene capacidad económica para aguantar un ajuste de precios tan grande como es necesario hacer”, señala la responsable del colectivo que aúna a empresas de más de doce estados.

Un refresco en México es ahora el doble de caro que hace tres años y “el mexicano no tiene la cultura de optar por otro tipo de bebidas, sigue muy convencido en seguir consumiendo estas bebidas”, afirma Silvia. El desequilibrio es patente y lo peor de todo es que la percepción apunta a que no se están consiguiendo los objetivos perseguidos, al menos desde el ámbito empresarial.

Será por eso que el Gobierno ha vuelto a subir las tasas este 2018. Desde el 1 de enero del presente año, el precio de las bebidas azucaradas se incrementó de nuevo 17 centavos por cada litro. Este aumento es resultado de la actualización del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a bebidas con azúcares añadidos creado en 2014 y que hasta finales de 2017 era de 1 peso por cada litro.

“Este aumento de 2018, totalmente imprevisto, deja un margen muy pequeño de utilidad ya que el consumidor final aun no asimila el aumento ni lo acepta, así es que la mayoría de los operadores vending en México están absorbiendo el costo pensando que en un futuro muy cercano lo puedan ajustar y recobrar. Las utilidades en el sector vending han disminuido drásticamente porque junto a estas alzas de precios ahora las empresas donde se colocan las máquinas piden “ayuda” para equipar sus comedores, (sillas, mesas, abanicos, microondas, enfriadores, etc)”, una inversión que están asumiendo las compañías del sector con gran esfuerzo.

Empresas como Arca Continental, segundo embotellador de Coca-Cola más grande en Latinoamérica, Coca-Cola Femsa y Pepsico, se han visto empujadas a empezar a aplicar esas subidas en los productos de venta al consumidor.

“Si bien es cierto que, en estricto sentido, no se trata de un incremento del impuesto; éste podría impactar negativamente en los precios y afectar el gasto disponible de los hogares. En la práctica este es un impuesto al consumo y cualquier variación en los precios afecta directamente a la población de los niveles socioeconómicos más bajos”, agregó ConMéxico sobre el mercado en general.

Repercusión en el consumo

Aunque en el vending no se haya notado por la decisión de las empresas de acarrear casi por completo con el impuesto renegociando sus márgenes, lo cierto es que desde los principales foros periodísticos y sanitarios, así como desde el Gobierno de México se señala su eficacia.

Cuando entró en vigor el impuesto de un peso por litro para las bebidas azucaradas en el año 2014, la industria de los refrescos registró ventas por más de 127.551 millones de pesos en el país, registrándose fuertes caídas en el consumo (más de un 5,5%), sobre todo entre la población con menos recursos. La dinámica siguió en 2015 cuando la disminución llegó al 9,7%, sin embargo, ya para el cierre de 2016, dichas categorías registraron un incremento de 8,3% en ventas, llegando a 141.899 millones de pesos.

De 2014 a octubre de 2017 se han recaudado alrededor de 82.652 millones de pesos por el impuesto a bebidas, según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) al 2016.

Las empresas dedicadas a la producción de estas bebidas aseguran que dichas medidas tienen que ver más con el afán recaudatorio que con su impacto real sobre el consumo. "En México, solo ha servido para hacer a los ciudadanos más pobres", según argumentan. Los estudios oficiales disponibles, por su parte, señalan que el consumo de este tipo de productos apenas ha bajado un 6% en México a pesar de la subida fiscal.

Oportunidades con otros productos

Que las empresas fabricantes de refrescos hayan hecho importantes esfuerzos para ampliar su catálogo en un intento por ofrecer alternativas al consumidor, con menos azúcar y por tanto no tan caras, es una evidencia las nuevas posibilidades que se abren cuando la industria se encuentra este tipo de adversidades.

México también se ha visto empujada a fomentar una alimentación más saludable entre su población, una transformación que además viene de la mano del impuesto establecido, ya que buena parte de su recaudación se destina a programas de formación y lucha contra la obesidad.

“El producto saludable está iniciando nuevamente como una nueva era de posibilidades gracias a que las grandes refresqueras están proyectando sus nuevas bebidas como sanas y bajas en azúcar pero de eso a que la gente las prefiera falta mucho tiempo”, nos manifiesta Silvia Torres.

Pero todavía queda mucho por hacer en cuanto a modificación de comportamientos de consumo, ya que si no se toca el bolsillo, los mexicanos prefieren los alimentos “menos” sanos. “El consumidor aún no está pagando lo que debería pagar y ya está muy poco conforme, así es que es muy probable que ajustando el precio al precio correcto el consumidor va a optar por otras opciones por necesidad más que por gusto”.

Por el momento, el Gobierno no tiene intención de ampliar el alcance de la tasa a otros productos como la bollería o los dulces, es más, buena parte de la industria confía en que la situación actual se modere.

“Las cosas no nos van nada bien, sumado a que el Presidente de Estados Unidos ha impuesto aranceles muy altos al acero y otros productos que afectan directamente al consumo. La gasolina en México subió un 40% en menos de 2 años y esto es un problema mayor porque se encarece todo y el costo de atender cada máquina es cada día mayor”, lamenta la responsable de Arrova

“El operador vending pequeño no se ha dado cuenta de que se está comiendo sus activos porque no podrá reemplazar sus máquinas por nuevas cuando se requiera y mucho menos crecer en número de máquinas”, advierte.

No corren buenos tiempos para el vending de bebidas frías en México y las alternativas están todavía por desarrollarse.

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