Vending y OCS: la guerra está servida

Tu jefe ya no tiene excusas: café y agua en todas las oficinas de España
HOSTELVENDING.com 27/06/2018.- Todos sabemos que las siglas de OCS se corresponden a Office Coffee Service, es decir, un modelo de negocio dedicado a ofrecer café y otros servicios a los trabajadores de una oficina. Hasta ahora, y desde siempre, la única opción que ha habido en España de servir café en las empresas (además de la cafetería) ha sido a través de máquinas de vending y un sistema de cobro al empleado que quiera realizar el consumo. ¿Pero y si no fuera esta la única opción?
La esencia del OCS se encuentra en la cultura anglosajona, donde el corporativismo empresarial plantea la cuestión de otro forma: ¿debe ser el OCS un servicio que pague la empresa o el trabajador?
A partir de aquí se abre el debate, y encontramos una barrera cultural entre los países mediterráneos (España, Italia y Portugal) donde el café “gratis” no es una opción viable como tal (aunque eso ya está cambiando); y los países nórdicos (Suecia, Noruega, pero también Canadá), donde el vending está dejando de existir y entiende que la gratuidad del café es una forma de mejorar el clima laboral.
Simon Massaglia, CEO del operador de OCS canadiense Microespresso, advierte que hay una demanda impresionante de servicios de OCS. De hecho, según asegura Simon, es difícil encontrar una sola oficina donde no tengan su propia cafetera instalada: “Casi todo el mundo tiene un proveedor, pero la calidad varía enormemente de uno a otro. De hecho, creemos que los grandes operadores de OCS están demasiado enfocados en obtener beneficios y descuidan el servicio”.
Entre unos y otros, se abre el amplio espectro de los países centro-europeos y anglosajones, donde vending y OCS coexisten sin que ninguno se vea amenazado por el otro, o sin que ninguno impida el crecimiento del otro.
Según lo ven los fabricantes de máquinas, la tendencia está clara: el futuro está en el OCS. Y eso es algo que pudimos comprobar en la pasada edición de Venditalia, donde una gran parte de la superficie contratada se correspondía a table tops y máquinas más enfocadas al dispensing.
Así, si bien la mayor parte de estas máquinas admitían la posibilidad de incorporar monedero o medios de pago, la realidad es que una parte muy significativa ni siquiera planteaba esta opción. ¿La razón? Sencillamente se ve mucho más futuro en un servicio de “bean to cup” gratuito, que en una empresa que exige dinero a los empleados.
Por ejemplo, el fabricante ruso Unicum está viendo un crecimiento exponencial de este tipo de máquinas que vienen de la mano de conceptos como el coffee to go, algo que ya es una realidad incluso en un país tradicionalmente poco innovador (en lo que se refiere al vending) como lo es Rusia.
Además, las table top propias del OCS tienen dos características adicionales que se alejan completamente de las free standing del vending: por un lado, son máquinas que sirven tanto para el canal Horeca como para las oficinas, por lo que son mucho más versátiles en cuanto a las ubicaciones en las que pueden operar (gran ventaja para fabricantes y empresas de catering); por otro lado, se desmarcan de la mala prensa del vending y de sus bajos estándares de calidad.
A este respecto, todavía es difícil explicar por qué la calidad del OCS por lo general es superior a la del vending, aunque una parte viene dada por cómo funciona el sistema en sí: en el OCS, una parte de las ventas se producen incluso antes de vender el producto; es decir, el operador obtiene beneficios por su producto incluso antes de que este se venda (ya que lo paga la empresa y no el trabajador). En el vending, la situación es inversa: primero se produce la venta y después llega el beneficio.
Como consecuencia, un buen operador de OCS se molestará en ofrecer la máxima calidad de acuerdo a lo acordado con la empresa receptora; mientras que un operador de vending convencional intentará obtener la máxima rentabilidad, algo que siempre se ha conseguido a través de la reducción de costes y compitiendo en precios.
Pero dejando de lado el tema de la calidad, existen un conjunto de valores adicionales vinculados al OCS que posiblemente no siempre vayan de la mano del vending. Sin ir más lejos, los últimos cambios legislativos están invitando a los plásticos y vasos desechables a desaparecer, lo que pone el foco justo en alternativas más amigables con el medio ambiente, como puede ser una máquina de café que te obligue a usar una taza de cerámica.
Pero este ataque a los residuos generados no afecta únicamente a la máquina de calientes, sino que también va contra la de bebidas, donde las nuevas soluciones apuntan a instalar fuentes de agua en lugar de una máquina de fríos.
Ahora bien, ¿para qué tipo de espacios se dirige el OCS? Hasta ahora, en España hemos visto como los operadores se niegan a apostar por empresas que tengan menos de 20 empleados a la hora de funcionar como operadores de OCS, e incluso en estos casos siempre se suele exigir un número mínimo de consumiciones para asegurar la rentabilidad de la empresa.
Pero esta forma de operar no es una inventiva española, sino que es una idea directamente cogida del modelo nórdico, donde la cultura empresarial se basa en premisas de crecimiento y satisfacción de los empleados.
De este modo, Massaglia asegura que con su operador de OCS se dirige únicamente a empresas que están dispuestas a hacer esa apuesta por los empleados: “La industria del OCS se está moviendo hacia formas de venta gratuitas, a pesar de que aún hay empresas que preguntan por modelos de vending convencional. Personalmente, nos alejamos de esas empresas porque es donde hay peor cultura empresarial, algo que queda evidenciado en el negarse a pagar el café o la comida a los empleados”.
En oposición al vending, el OCS sigue un camino que cada vez crece mucho más allá del café y de las fuentes de agua, aproximándose a los snacks y todo tipo de bebidas frías, y acercándose peligrosamente al modelo estadounidense de micromarkets (aunque aquí ya se exige el pago del producto al empleado).
¿Pero por qué los operadores de OCS buscan empresas con más de 20 empleados?, ¿es que no es posible rentabilizar un negocio de estas características con menos empleados? La respuesta no está exenta de polémica, y de hecho podemos ver cómo en países como Italia o Portugal existe un tímido acercamiento a las pequeñas empresas (las que no necesariamente tienen que alcanzar los 20 empleados).
El único problema es que en estas circunstancias es imposible realizar un gran despliegue en cuanto a la maquinaria empleada y al café contratado. De hecho, para las pequeñas empresas la única opción de un operador, además de exigir contratos de más de 5 años o un mínimo de consumiciones obligatorias, es el tener pequeñas máquinas que sean fácilmente amortizables.
Sin embargo, incluso los modelos más pequeños de superautomáticas son costosos y requieren de una reposición constante, lo que abre como única alternativa las máquinas de monodosis, con el problema que estas acarrean: una merma de la calidad para asegurar un producto mucho más estable.
Al final, entre las distintas posibilidades de OCS y el inmovilismo del vending, solo nos queda esperar a ver cómo se desarrolla el mercado hasta que se empiecen a equilibrar fuerzas.