La nueva ley antitabaco no llevará memoria económica sobre su impacto

HOSTELVENDING.com | 13/5/10.- La jornada de ayer, 12 de mayo, en el Congreso de los Diputados, seguramente pasará a la historia como el momento más amargo del Presidente Rodríguez Zapatero.

El paquete de medidas de recorte presupuestario y de derechos sociales que presentó ayer a sus señorías ha supuesto un jarro de agua fría no sólo para su propio partido, que tendrá muy difícil repetir gobierno en las próximas elecciones sino, sobretodo, para todos los españoles que han visto como, finalmente, han sido los pesos pesados del mercado internacional los que le han dicho lo que tenía que hacer a su propio presidente.

No obstante, y a pesar de que la atención de todos los medios presentes en el Congreso se ha centrado ya, casi que de manera exclusiva, en las medidas anunciadas por el Gobierno (de sumo interés para el Vending, en la medida que una constricción de gasto público supone, inexorablemente, una reducción en el consumo), es interesante descubrir como pasa casi desapercibido el debate parlamentario paralelo alrededor de la nueva ley antitabaco y el hecho de que el borrador de la nueva norma se haya presentado como propuesta de ley y no como proyecto.

El método utilizado no es casual, más teniendo en cuenta que estamos hablando de un borrador muy trabajado y que debe estar ya muy próximo a su redacción definitiva.

Sin memoria económica
Si la norma se hubiese presentado como proyecto de ley, y no como proposición, el Ministerio de Sanidad debería informar no sólo al Consejo de Estado y al Consejo Interterritorial, sino también al Consejo Económico, con el informe preceptivo que dicho organismo emitiría sobre las consecuencias económicas que la ley tendría en un momento como éste. Asimismo, tampoco será visto por el Consejo de Ministros, lo que privará al texto de memoria económica referida a las consecuencias anteriormente mencionadas.

De este modo, el Ministerio de Sanidad saca adelante una legislación criticada desde diversos estamentos, no por su finalidad (basada, evidentemente, en criterios de salud), sino por su oportunismo.

En este sentido, la nueva norma se aprobará apenas 3 años después de que saliese a la luz una regulación que obligaba a los dueños de bares y restaurantes a invertir en una serie de obras de acondicionamiento dentro de sus establecimientos para separar las áreas de fumadores y no fumadores. La nueva ley no prevé compensar económicamente a estos negocios.

Por otra parte, si el momento elegido era ya malo de por sí antes de ayer, tras las medidas anunciadas por el Presidente, las fechas ahora previstas parecen todavía peor. De hecho, la ministra Trinidad Jiménez pretende que, como muy tarde, el 1 de enero entre en vigor la nueva ley, que podría aprobarse mucho antes dependiendo de los acuerdos que se alcance ahora con los diversos grupos parlamentarios, los cuales, seguramente, centrarán ahora todos sus esfuerzos en atacar la nueva estrategia económica del Gobierno.

Para tranquilidad de operadores y fabricantes de vending, la propuesta de ley no prohibe la venta de tabaco a través de máquinas expendedoras en los locales de hostelería, a pesar de que el veto total a los fumadores en los establecimientos cerrados deberá tener, ya de por sí, una consecuencia negativa en las ventas.

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