Descafeinado, ¿una forma de atraer nuevos clientes?

Los mejores cafés del mundo: guía rápida de cómo identificarlos y dónde encontrarlos
HOSTELVENDING.com 02/08/2018.- La fiebre verde, asociada a una alimentación saludable, parece que finalmente ha acabado alcanzando al café, o al menos eso es lo que evidencian los últimos datos de la Asociación Nacional del Café (EEUU), donde avanzan un interés insólito por parte de las nuevas generaciones de consumidores hacia la versión descafeinada del café.
¿Pero qué relación existe entre el descafeinado y la salud y por qué está influyendo de una forma tan determinante en los millennials?
Según el estudio realizado por la NCA, al parecer está aumentando la percepción entre los jóvenes de que es necesario reducir el consumo de cafeína diario (un 66% de los consumidores encuestados y el 68% de los usuarios entre 25 y 39 años).
Este matiz, junto con el hecho de que los millennials también están envejeciendo, acaba de crear una nueva consciencia colectiva que ha llevado a toda una generación a la siguiente conclusión: hay que consumir café descafeinado.
De hecho, si atendemos a las cifras de estos últimos años, el consumo de café en Estados Unidos se encuentra actualmente liderados por los centennials, es decir, jóvenes por debajo de los 24 años. En tanto que años atrás siempre han sido los millennials los protagonistas del consumo de café (personas de entre 25 y 39 años), una generación que ahora ha quedado no en el segundo, sino en el tercer puesto.
Teniendo en cuenta que los millennials son la principal mano de obra en las empresas de hoy día, y no solo eso, sino que tienen un enorme poder de influencia sobre su entorno, la pregunta está clara, ¿por qué el vending no empieza a cuidar nuevas alternativas para mantener a estos consumidores enganchados?
¿Por qué elegir café descafeinado?
Según el portal de estadística Statista, en torno al 70% de los consumidores de café de España prefieren el café normal, aunque existe un 17% que mantiene su preferencia en el descafeinado (el porcentaje restante afirma que ambos).
Si atendemos a estos datos, es posible llegar a la conclusión de que prácticamente 1 de cada 3 consumidores actuales de café podría optar por un vaso de café descafeinado en la máquina de vending, dependiendo del momento del día y de si busca un momento de consumo o un subidón de energía.
Pero aún hay más, a medida que aumenta la edad, se incrementa el consumo de café y solo a partir de los 55 años se empieza a reducir ligeramente. La franja de edad que consume más café habitualmente es de 45 a 54 años (93%), seguido de los adultos de 35 a 44 años y de 55 a 64 años (89%). Por último, un 78% de los encuestados comprendidos entre los 18 y los 34 años declara consumir café de forma habitual. Es decir, los que menos café consumen en España son precisamente los más jóvenes.
Aunque no hay datos oficiales al respecto, entre los argumentos más sonados para rechazar el café están la no atracción por el sabor, la causa de problemas o molestias gastrointestinales o el nerviosismo e insomnio. Teniendo en cuenta este argumentario, al menos dos de las tres causas mencionadas pueden solucionarse apostando por un descafeinado de calidad.
Pero profundizando más en la mentalidad del millennial, también hay mucha psicología detrás. El concepto de salud que tienen las nuevas generaciones no se basa solamente en el “estar saludable” o en “no estar enfermo”. Más bien todo lo contrario, el ser saludable para un millennial es algo que se cultiva en el día a día y que lleva a privarse de todo aquello que no entre dentro de sus estándares.
Esto es algo especialmente relevante a través de las redes sociales, donde etiquetas asociadas a la alimentación o a estilos de vida saludable llenan las publicaciones de facebook e instagram.
El café es algo que ha estado asociado desde hace largo tiempo a la energía, aunque bien es sabido que el pico de cafeína tiene un tiempo y unos efectos limitados, tras los cuáles desaparecen los efectos y la falta de energía vuelve a generalizarse, jugando injustamente en contra de ese concepto de “vida saludable”.
Además, existe cierta desconfianza hacia una posible adicción a la cafeína, que está llevando a un alto porcentaje de consumidores a desplazarse hacia otras bebidas más suaves pero menos adictivas, como el té.
Todo esto está dando pistas a la industria de la distribución automática que para mantener satisfechos a todos los potenciales clientes, no basta con ofrecer un café aceptable, sino que además debe adecuar esa misma oferta a su versión descafeinada.
No obstante, mientras el café descafeinado mantenga esa percepción en los clientes de café de baja calidad, cumplir con todos estos objetivos parece una misión imposible.